“¡Gracias! -Siempre he creído en los números. En las ecuaciones y la lógica que llevan a la razón. Pero, después de una vida de búsqueda me digo, ¿Qué es la lógica? ¿Quién decide la razón? He buscado a través de lo físico, lo metafísico, lo delirante, … y vuelta a empezar. Y he hecho el descubrimiento más importante de mi carrera, el más importante de mi vida. Sólo en las misteriosas ecuaciones del amor puede encontrarse alguna lógica. Estoy aquí esta noche gracias a tí. Tú
eres mi única razón de ser. Eres todas mis razones. ¡Gracias!”
viernes, 29 de mayo de 2009
Película: Una Mente Maravillosa
El Destino
¿Qué nos depara el destino? Es muy probable que lo hayamos oido alguna vez, o que lo hayamos pensado. Es curioso oir hablar de “nuestro” destino, al igual de curioso que es ver como alguien guía sus actos porque conoce, o cree conocer, su destino.
Ya vimos cómo el vuelo fortuito de un papel con un número de teléfono fue suficiente para asustar a alguien en la película “Serendipity”, apostando incluso por su propia felicidad.
¡SERENDIPIA! Una gran palabra. No lo considero como sinónimo de casualidad exactamente, aunque tiene mucho que ver con eso. Es un acto que ocurre por casualidad, sin más. La relevancia que le demos a este acto, y el hecho de que pueda incluso condicionar nuestra vida … Personalmente pienso que depende de nosotros. SOMOS NUESTRO DESTINO.
¿Un ejemplo de serendipia?
Queda claro que el destino está dentro de cada uno. No tiene cabida pensar en el destino como algo heredado, algo ajeno a nosotros que rige nuestra vida. No es parte de la herencia (inmutable y fija) sino de nuestro ambiente (cambiante y modificable). Desde este punto de vista, el destino puede ser modificado en cualquier momento; y lo hermoso, y a la vez peligroso, es que no somos los únicos escritores de nuestro destino, sino que cualquier persona, o cosa, o evento que nos rodea puede redirigirlo; incluso algo tan banal como no limpiar tus instrumentos de laboratorio.
Vivimos en una gran mesa de billar americano. Cuando movemos nuestra bola por la mesa, podemos saber que dirección inicial tomar, pero es realmente difícil saber qúe efecto tendrá nuestro tiro en las bolas de nuestro alrededor, y de hecho, cambiaremos el destino de algunas bolas (personas), de la misma manera que otras bolas cambiarán la dirección de nuestra vida, para bien o para mal.
“Destino” significa final, llegada; significa nuestra meta, refleja lo que lleguemos a ser, y eso depende de muchos factores. Todos ellos son puras variables a tener en cuenta en una gran ecuación donde la incógnita se despeja justo antes de morir.
Quizás llegado ese momento, nos demos cuenta que el Destino es un concepto que no importa nada. Pues lo único que pensaremos será “¿Mereció la pena llegar hasta aquí?”. Y eso no depende del final, sino del camino recorrido. En esta vida tan efímera no importa el final puesto que cualquier final es posible, y en cualquier momento (aunque siempre sea el mismo). Lo que realmente importa son los medios que usamos para escribir el final de ese cuento que llamamos “Vida”.
Somos escritores de
jueves, 28 de mayo de 2009
Si aprendemos una al día...
Si cada día, de todos los días, aprendiéramos UNA SOLA regla de ortografía (¡¡o aunque sea una por semana!!!), nuestros textos no harían doler los ojos de tanta gente...
Con esa buena intención, la de cuidar los ojitos de nuestros seres queridos que leen nuestros blogs (o nuestras carpetas, o mails, o mensajes, o lo que sea...), quiero recordar, cada vez que entre al blog, una nueva Regla ortográfica. Así, de a poquito, ¡Ya nadie va a poder criticarnos más nuestros "horrores"!!
Bueno, ¡Aquí vamos!
Una Regla de la B
Se escribe B antes de L y R (BLA y BRA) Ejemplos: doble, brazo, abrigo, broma, bruja, amable, broche, brillante, descubrir.
Bueno, ya tenemos una. ¡A tenerla en cuenta!
Para pensarlo
Me contaron que...
Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba como era su costumbre y entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de muchas cosas y tocaron muchos temas.
De pronto, tocaron el tema de Dios. El barbero dijo:
- Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.
- Pero, por qué dice usted eso? - preguntó el cliente.
- Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. O... dígame, acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos?. Habría niños abandonados?. Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.
El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Recién abandonaba la barbería, cuando vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello desprolijamente largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero:
- Sabe una cosa?. Los barberos no existen.
- Cómo que no existen? - preguntó el barbero - Si aquí estoy yo y soy barbero.
- No! - dijo el cliente -, no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
- Ahhhh, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.
- Exacto! - dijo el cliente -. Ese es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia El y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.